jueves, 15 de mayo de 2014

¿Cómo afrontar un despido laboral?

Un despido es una situación muy difícil de afrontar y que algunas veces no nos esperamos, pero que a todos en algún momento de nuestras vidas nos puede suceder.

Evidentemente que nadie quiere pasar por esa incómoda circunstancia, pero aun así, debemos estar preparados para esa y cualquier otra adversidad que se nos presente en la vida. Es por ello que en MegaOffice, lejos de parecer pesimistas, quisimos preparar este material, para que sirva de guía y apoyo a las personas que actualmente conservan su trabajo, y de referencia a las personas que ya han tenido que enfrentar esa penosa situación: Quedarse sin empleo por un despido laboral, lo cual sucede más frecuentemente de lo que creemos.


Encontrarse de pronto sin trabajo es una situación muy delicada, no sólo económica y profesionalmente, sino también en lo personal. Es una situación que va a afectar a tu estado de ánimo, tanto si has sido despedido junto con muchos otros trabajadores como si te ha ocurrido a ti solo.

Ante una ruptura de relación laboral, es normal que se presente una sensación de frustración emocional que converge en baja autoestima, más si la razón por la cual se dio el despido no fue clara.

Aunque la negatividad y el pesimismo formen parte del proceso de duelo, las personas que han sido despedidas han de recordar que quejarse, protestar y lamentarse no va a devolverles su puesto de trabajo. Más bien, al contrario: Esta actitud victimista suele mermar sus capacidades y habilidades, impidiéndoles desarrollar acciones útiles para la consecución de un nuevo empleo.

La autoevaluación es la clave durante el proceso, de esta manera puede comprenderse mejor el motivo del despido y abrir la mente hacia nuevos proyectos. Existen múltiples razones para un despido, por lo que es vital reconocer los posibles errores que se dieron en las labores que finalizan, así como los aciertos para tener un reconocimiento de sí mismo como trabajador.



Desde el momento en que nos informan que “estamos despedidos”, hasta el momento en que volvemos a “poner los pies en la tierra”, transitamos por 5 etapas, que son:
  • La primera es la negación de lo que ha sucedido, pues la persona no es capaz de asumir las consecuencias que implica ser despedida, tanto personal como profesionalmente.
  • Después llega la ira, con la que se comienza a pensar y hablar negativamente acerca de la decisión tomada por su empresa, creyéndose víctima de sus circunstancias y buscando algún culpable sobre el que canalizar su malestar.
  • Luego, viene la lucha, es decir, el intento de recuperar su puesto de trabajo a toda costa, negociando con algún responsable algo que es innegociable.
  • La tristeza es la cuarta etapa. Al reconocer su situación de desempleo, el ahora desempleado se siente desanimado, frustrado y derrotado, lo que puede llevarle a padecer un principio de depresión.
  • Y, por último, la aceptación, cuando asume la responsabilidad y se pone en marcha para ver qué puede hacer para dar el siguiente paso en su camino profesional. Es por ello que hablábamos de “poner los pies en la tierra” y volver a la realidad.

Para afrontar el despedido de forma constructiva,
lo recomendable es aprovechar la primera semana para descansar, reflexionar y comunicar la noticia a la familia y los amigos. El paso siguiente es tener muy claro que "buscar trabajo es un trabajo en sí mismo", lo que implica establecer una rutina productiva, con un método y un horario que permitan profesionalizar al máximo este proceso.

Es recomendable redactar por escrito los objetivos de corto y mediano plazo, así como las acciones intermedias que están al alcance de la persona para conseguirlos. Lo más importante es darle sentido a este proceso, para no caer en la desesperación.

Una de las ocupaciones más productivas es la de “activar la red de contactos". De ahí que sea fundamental comunicarse con el entorno, haciéndole saber que se está abierto a nuevas ofertas de trabajo. No en vano, se estima que a través de éstos se generan el 70% de las oportunidades profesionales.

Es muy importante que la persona dedique tiempo y espacio para reflexionar sobre qué es lo que verdaderamente le gusta y se le da bien, de manera que sus contactos relacionen su candidatura con oportunidades laborales específicas, en consonancia con el valor añadido que pueda aportar. Y aquí es donde puede ser importante "invertir en cursos de formación".

Es también un buen momento para actualizar el currículo
, incluyendo las responsabilidades asumidas en su anterior empleo, así como las iniciativas y logros obtenidos. A la hora de entregarlo, es muy recomendable incluir una carta de presentación y varias referencias de las personas para las que se ha trabajado con anterioridad. Y “entrenar” la entrevista de trabajo, de manera que la persona pueda responder con sinceridad y confianza a inevitables preguntas complicadas, tales como: ¿por qué te despidieron?, ¿qué has estado haciendo durante el periodo de tiempo que has estado sin empleo?

Si acudimos a una entrevista de trabajo profundamente indignados por la injusticia que se nos ha hecho, el resentimiento puede perjudicarnos a los ojos de un posible nuevo contratador. Por eso, si no nos hemos repuesto de la frustración, debemos ocultarlo.

Algunos remedios para ayudarnos a superar la etapa de tristeza pueden ser:

Desahogarnos escribiendo duras cartas de justificación –que no mandaremos– a nuestros antiguos jefes es una buena opción para empezar a curarnos. Aceptar que es normal sentir tristeza y procurar superarla sin pensar demasiado en el futuro a largo plazo, es otra buena manera de no agobiarse.

Es normal sentir tristeza y debemos superarla sin pensar demasiado en el futuro. Darnos un respiro y concentrarnos en actividades que nos gusten, como hacer algún deporte o practicar yoga físico o mental, durante un tiempo, también es efectivo para superar la crisis.

Pero, sobre todo, hay que ser muy activo en la búsqueda de empleo una vez que hayamos pasado los primeros momentos de tristeza. La actividad es lo mejor para combatir la depresión.


La actitud que se debe tener para enfrentar mejor el periodo de cesantía es, sobre todo, una actitud abierta a reconocer las oportunidades que trae todo proceso de cambio, aceptando la carga dolorosa que implica la pérdida en vez de negarla o minimizarla como si no existiera.

Hay que comprender que este proceso de pérdida es similar a un duelo, que implica dolor, pena, recogimiento y vuelco hacia el interior, a fin de dar cabida a una normal expresión de emociones y sentimientos, para luego dar paso a un tratamiento más racional, basado en el análisis frío de las propias fortalezas y debilidades para competir en el mercado laboral, para corregir en el corto plazo aquellos aspectos más deficitarios y destacar también aquellos más desarrollados.

Y recuerda: Aunque al principio pueda parecerlo, el desempleo no es el fin del mundo. Tan sólo es un estado necesario de transición entre dos trabajos.

Esperamos que te haya servido esta información, y que, si lamentablemente te tienes que enfrentar a esta situación, ya sepas cómo afrontarlo.

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