Esta curiosa herramienta, tan necesaria en nuestra oficina, escuela o el hogar, tuvo su origen hace mucho tiempo.
Según Wikipedia, el papel carbón se define como:
El papel carbón (también llamado en algunos países papel pasante o papel calco) es una lámina que permite hacer copias simultáneamente al utilizar máquinas de escribir, impresoras de impacto o simplemente escritura a mano. Este método de copia - inventado a fines del siglo XIX por Pellegrino Turri- trae impregnado tinta, cera o carbón (de ahí el nombre papel carbón) por una de sus caras, la que se traspasa a una nueva hoja bajo la presión que ejerce la máquina de escribir o el lápiz, al colocar el papel de calco entre la hoja original y la hoja donde se hará la copia. Dado que actúa bajo presión no es útil para realizar demasiadas copias.
En inglés, a la copia creada se le llama carbon copy (copia de carbón). En la actualidad se continúa usando esta denominación en los sistemas de correo electrónico al señalar con las siglas "CC" que se trata de una copia de un original.
Pero, ¿Conoces la historia detrás de este simple pero tan util objeto? En MegaOffice quisimos compartirla contigo.
El origen exacto del papel carbón es algo incierto. El primer uso documentado del término “papel carbonatado” fue en 1806, cuando un inglés, llamado Ralph Wedgwood, solicitó una patente para su “Stylographic Writer”. Por otro lado, en 1808 el italiano Pellegrino Turri inventó una máquina para escribir, probablemente una de las primeras máquinas de escribir (si no la primera) que funcionó con éxito. Dado que el “papel carbón” era esencial para el funcionamiento de su máquina, Turri desarrolló un tipo de papel carbón, prácticamente similar al que sería de uso común con posterioridad, casi al mismo tiempo, o incluso puede que antes, que Wedgwood.
Curiosamente, ambos hombres inventaron su papel carbón como un medio para el mismo fin: ambos intentaban ayudar a gente invidente a escribir mediante el uso de una máquina, y el papel carbón. El “Stylographic Writer” de Wedgwood fue pensado para ayudar a escribir a los ciegos mediante el uso de un punzón de metal en vez de una pluma. Un pedazo de papel empapado en la tinta usada por los impresores y secado, era colocado entre dos hojas de papel de forma que se podía transferir una copia a la hoja inferior. Unos alambres de metal colocados horizontalmente sobre el tablero de escritura actuaban como guía para el punzón y, supuestamente, ayudaban a los ciegos a escribir.
Algunos años más adelante, Wedgwood desarrolló la idea de un método para copiar cartas comerciales o privadas y de otros documentos. Estas copias se hacían en el mismo momento de la escritura, para lo que se usaba el papel impregnado en tinta, que Wedgwood llamó “papel carbonatado”. Aunque existió una compañía que comercializó el invento de Wedgwood, ésta no tuvo mucho éxito dado que los hombres de negocios de aquella época prefirieron generalmente que sus cartas se escribiesen en tinta, temiendo que un proceso de copiado tan fácil diese lugar a la falsificación al por mayor.
Por su parte, Pellegrino Turri tenía razones muy personales para inventar el papel carbón. Se enamoró de la joven Condesa Carolina Fantoni, quien se había quedado ciega años antes. Turri decidió construirle una máquina que le permitiría mantener correspondencia privada con sus amigos (incluyéndole a él). Aunque la máquina que él construyó ya no existe, sí que se conservan algunas de las cartas que la condesa escribió con esta máquina. Estas cartas muestran que la invención de Turri combinaba el papel carbón y su máquina de escribir de la misma forma en que 65 años más tarde sería ya de uso más común con la invención de otra máquina de escribir más moderna y práctica para su uso comercial (la máquina de escribir Remington de Sholes and Glidden). El 6 de noviembre de 1808 la condesa escribió “estoy desesperada porque me encuentro casi sin papel negro”. Este papel carbón era preparado por Turri, quien era su único proveedor. La máquina de escribir de Turri desapareció después de que le fuera entregada a su hijo tras la muerte de la condesa.
El papel carbón tuvo su momento de esplendor durante muchos años para la producción de copias de documentos escritos a máquina. Sin embargo, con la invención de la fotocopiadora la demanda de papel carbón comenzó a declinar hasta llegar a ser prácticamente erradicado del mercado con la aparición de los ordenadores personales y las impresoras.
Pese a todo, el papel carbón se resiste a desparecer por completo, y en cualquier caso antes de hacerlo ya ha dejado su “marca” en los modernos correos electrónicos los cuales incluyen la abreviatura “CC” para indicar a los receptores de una “copia de carbón” del mensaje electrónico. En ocasiones puede convenir utilizar, en vez de esta casilla, el campo copia de carbón oculta “CCO“.
Curiosamente, ambos hombres inventaron su papel carbón como un medio para el mismo fin: ambos intentaban ayudar a gente invidente a escribir mediante el uso de una máquina, y el papel carbón. El “Stylographic Writer” de Wedgwood fue pensado para ayudar a escribir a los ciegos mediante el uso de un punzón de metal en vez de una pluma. Un pedazo de papel empapado en la tinta usada por los impresores y secado, era colocado entre dos hojas de papel de forma que se podía transferir una copia a la hoja inferior. Unos alambres de metal colocados horizontalmente sobre el tablero de escritura actuaban como guía para el punzón y, supuestamente, ayudaban a los ciegos a escribir.
Algunos años más adelante, Wedgwood desarrolló la idea de un método para copiar cartas comerciales o privadas y de otros documentos. Estas copias se hacían en el mismo momento de la escritura, para lo que se usaba el papel impregnado en tinta, que Wedgwood llamó “papel carbonatado”. Aunque existió una compañía que comercializó el invento de Wedgwood, ésta no tuvo mucho éxito dado que los hombres de negocios de aquella época prefirieron generalmente que sus cartas se escribiesen en tinta, temiendo que un proceso de copiado tan fácil diese lugar a la falsificación al por mayor.
Por su parte, Pellegrino Turri tenía razones muy personales para inventar el papel carbón. Se enamoró de la joven Condesa Carolina Fantoni, quien se había quedado ciega años antes. Turri decidió construirle una máquina que le permitiría mantener correspondencia privada con sus amigos (incluyéndole a él). Aunque la máquina que él construyó ya no existe, sí que se conservan algunas de las cartas que la condesa escribió con esta máquina. Estas cartas muestran que la invención de Turri combinaba el papel carbón y su máquina de escribir de la misma forma en que 65 años más tarde sería ya de uso más común con la invención de otra máquina de escribir más moderna y práctica para su uso comercial (la máquina de escribir Remington de Sholes and Glidden). El 6 de noviembre de 1808 la condesa escribió “estoy desesperada porque me encuentro casi sin papel negro”. Este papel carbón era preparado por Turri, quien era su único proveedor. La máquina de escribir de Turri desapareció después de que le fuera entregada a su hijo tras la muerte de la condesa.
El papel carbón tuvo su momento de esplendor durante muchos años para la producción de copias de documentos escritos a máquina. Sin embargo, con la invención de la fotocopiadora la demanda de papel carbón comenzó a declinar hasta llegar a ser prácticamente erradicado del mercado con la aparición de los ordenadores personales y las impresoras.
Pese a todo, el papel carbón se resiste a desparecer por completo, y en cualquier caso antes de hacerlo ya ha dejado su “marca” en los modernos correos electrónicos los cuales incluyen la abreviatura “CC” para indicar a los receptores de una “copia de carbón” del mensaje electrónico. En ocasiones puede convenir utilizar, en vez de esta casilla, el campo copia de carbón oculta “CCO“.
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