lunes, 12 de septiembre de 2016

¿De dónde viene el corcho?


Hoy hablaremos de un material muy versátil, ligero, resistente y antiguo, el cual ha sido utilizado por el hombre desde hace milenios.
 
Nos referimos al corcho.
 
¿Sabes de dónde viene? ¿Cómo se extrae? ¿Para qué sirve?
 
Sigue leyendo este post y descubre con nosotros algunas curiosidades de este antiguo compañero del hombre.

EL CORCHO es la capa externa de la corteza del árbol de alcornoque. Pero no es una corteza cualquiera: es ligera, elástica e incombustible.
 
Año tras año, el alcornoque produce abundantes cantidades de esta resistente corteza, la cual llega a los 25 centímetros (10 pulgadas) de espesor y protege al árbol del calor, el frío y los incendios forestales. Si le quitan su abrigo protector, el árbol se hará otro igual en unos diez años.
 
Portugal produce el 55% del corcho que se consume a nivel mundial, seguido por España, con el 30%, y por otros países —como Argelia, Francia, Italia, Marruecos y Túnez—, que producen el 15% restante.

La extracción del corcho se realiza en el árbol cada 9 años aproximadamente, haciéndose la primera alrededor de sus 30 años de vida, la cual siempre se desecha por no poseer aún las cualidades requeridas.

Las primeras referencias datan de 3000 a.C., en la China, donde era empleado en utensilios de pesca. Pero sus propiedades únicas fueron también conocidas por Egipcios, Babilónicos, Asirios, Fenicios y Persas. Durante el período clásico greco-latino, fue utilizado con frecuencia para la construcción de boyas de varios tipos, colmenas y suelas para zapatos de mujer.
 
Los romanos y los griegos descubrieron que podían usar el corcho para fabricar los flotadores de sus redes de pescar y cómodas suelas para sus sandalias; al parecer, también elaboraban tapones para sus vasijas.

Se estima que el monje francés descubridor del champagne, llamado Dom Pérignon, fue quién utilizó por primera vez (cerca del año 1.670) el corcho como tapón, luego de experimentar con diferentes materiales que fuesen capaces de contener la gran presión que se creaba dentro en sus botellas. Hasta ese momento, se usaban tacos de madera envueltos en fibra o lacres para tapar las botellas, los cuales distaban mucho de ser efectivos.
 
Actualmente se lo emplea para las juntas de motor, ya que tolera altas temperaturas sin deformarse, e incluso es un componente esencial de los paneles térmicos de algunas naves espaciales.
 
Su apariencia y sus propiedades aislantes gustan tanto que las baldosas de corcho se han vuelto un popular elemento decorativo de pisos y paredes. Y qué decir de los fabricantes de artículos deportivos, que lo consideran irremplazable como núcleo de las pelotas de béisbol o como empuñadura de las cañas de pescar. 

Pero no hay otro producto por el que se conozca mejor el corcho que los tapones para botellas de vino y champán


Propiedades
 
El corcho posee cualidades únicas e inigualables que ningún ingenio humano ha logrado imitar o mejorar:
  • Ligereza: se debe a que el 88% de su volumen es aire, lo que se traduce en una densidad baja.
  • Elasticidad: la elasticidad es la capacidad de recuperar el volumen inicial tras sufrir una deformación que justifica, entre otras, su utilización como en tapamiento. El corcho puede comprimirse hasta casi la mitad de su longitud sin perder ninguna flexibilidad, y recupera su forma y volumen en cuanto deja de presionarse.
  • Coeficiente de rozamiento elevado: la superficie del corcho queda tapizada por microventosas que le permiten una gran adherencia y dificultan su deslizamiento.
  •  Impermeabilidad: la difusión de líquidos y gases a través del corcho es muy dificultosa, gracias a la suberina y a los ceroides presentes en las paredes de sus células, el corcho es prácticamente impermeable a líquidos y gases. Su resistencia a la humedad le permite envejecer sin deteriorarse, de ahí que varias ánforas de vino halladas dentro del mar conservasen su cierre de corcho en perfectas condiciones.
  • Gran poder calorífico: la capacidad del corcho para generar calor es equivalente a la del carbón vegetal, alrededor de 7.000 Kcal/kg.
  • Fácilmente manejable: modificando artificialmente el contenido en agua del corcho, mediante hervido por ejemplo, se facilitan los procesos industriales, principalmente los de corte, al volverse más blando y elástico.
  • Bajo contenido en agua: la humedad de equilibrio del corcho con el ambiente, una vez eliminada la raspa, no supera el 9% de su peso, siendo normalmente del 6%. Esta baja humedad hace imposible la proliferación de microorganismos.
  • Aislante térmico: la función natural del corcho es proteger las partes vivas del árbol que lo genera. Su estructura alveolar (impidiendo circular el aire), el bajo contenido en agua y la falta de conductividad de sus compuestos le permite cumplir su función de aislante de forma efectiva. Presenta una resistencia al paso del calor treinta veces superior a la del hormigón.

 
Protector del ecosistema
Los alcornocales bien administrados son prueba viviente de que el hombre puede trabajar en armonía con la naturaleza, aprovechando sus productos sin despojarla de sus riquezas. Los viejos alcornoques embellecen el paisaje, suministran sombra y alimento para el ganado que viene a pastar bajo su fronda y atemperan el ardiente calor del verano.
  • El bosque alcornocal alberga algunas de las especies animales más emblemáticas mediterráneos, como el águila imperial, la cigüeña negra o el lince ibérico.
  • La conservación del alcornocal reduce el riesgo de incendios, ya que el alcornoque es muy resistente al fuego gracias a la protección que le proporciona la capa de corcho que le rodea y su rápida capacidad de rebrotar.
  • Es un freno a la desertización, gracias a la capacidad de los alcornoques de retener el terreno en sus raíces al mismo tiempo que con sus copas frenen la intensidad de la lluvia, reduciendo la escorrentía del agua y evitando la erosión del terreno.
  • Su correcta gestión aporta protección contra el cambio climático. Dada la larga vida del material, el CO2 queda depositado en los productos de corcho durante mucho tiempo.
  • La industria corchera promueve una actividad económica no contaminante, que pone en el mercado mundial un producto natural, ecológico, renovable, reciclable y biodegradable: el CORCHO, una garantía de futuro y supervivencia para los bosques de alcornoques y un ejemplo de economía sostenible.
  • La producción del corcho no produce ninguna contaminación ni perjuicio al ecosistema del que se extrae, ya que se obtiene por descortezamiento, sin talar ningún árbol. Tras la extracción del corcho, en pocas horas, el ciclo natural del alcornoque vuelve a iniciarse regenerando nuevamente su corteza, el corcho.
El corcho es un material natural, orgánico, renovable y biodegradable y 100% reciclable.
 
¿Qué te han parecido todos estos datos acerca del alcornoque, y su producto: el corcho?
 
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