jueves, 27 de diciembre de 2012

La Noche de Fin de Año...

Nuestro país es tierra de de tradiciones, y una de las más especiales y representativas es la que tiene que ver con la Noche de Fin de Año. Es por esto que en MegaOffice, siempre pendientes de nuestras hermosas tradiciones, evocamos un poco el ajetreo de ese día...

La noche del 31 de diciembre representa la despedida de un año que se va y la llegada de un año nuevo cargado de sorpresas, proyectos y la energía necesaria para afrontar nuevas oportunidades. Para muchas personas, estos últimos minutos del viejo año son tan importantes como los siguientes que iniciarán el primer día del mes de enero. Es por esto que infinidad de rituales, creencias y costumbres, pasan a ser prioridad durante la cuenta regresiva del último minuto del año.

La cadena de rituales se inicia a la hora de escoger la ropa que se usará en una noche tan especial donde, por supuesto, el color amarillo no puede faltar en alguna de las prendas de la vestimenta a usar (la ropa interior es la más llevada), ya sea la noche del 31, o la mañana del primero; cualquiera de los dos días es propicio para llamar a la suerte con el color de la buena fortuna.

Al momento de la cena, en muchas casas se acostumbra a servir un plato de lentejas por aquello de la prosperidad. Las familias más meticulosas, esperan hasta las doce y saborean tres cucharadas del plato de granos, confiando que este acto ayudará a que en ese hogar nunca haga falta un plato de comida.

Tres, dos, uno… ¡Feliz Año!

El ajetreo de la última noche del año, se inicia cuando son las once con cincuenta minutos y ya se ve a la familia reunida con todo listo para iniciar la cuenta regresiva de ese último minuto en el cual se pone a prueba la cantidad de cosas que se pueden hacer en un mismo momento.

En algunos hogares se acostumbra a que, el dueño de la casa, sea quien repique las doce campanadas que anuncian la llegada del nuevo año, en una campana que guinda de la puerta principal de la vivienda, mientras los demás cuentan a todo pulmón y se preparan para darse el feliz año con un fuerte abrazo.

Esta costumbre se combina con la más común, que son las doce uvas, las cuales se van comiendo una a una, pidiendo deseos con cada campanada.

Lo más común también, a la hora de la cuenta regresiva del último minuto, o las doce campanadas que anuncian la hora, es escucharlas en la radio o en la televisión; es por ello que las emisoras tienden a competir por la mejor fiesta de fin de año que será sintonizada por el público la última noche decembrina y donde nunca faltará la canción de Billos que dice: “me dejó una chiva…” o la tonada de Néstor Zabarze: “faltan cinco pa´ las doce…”. Hay familias que siempre localizan la misma emisora todos los años y ya es costumbre escuchar a un mismo locutor celebrar la llegada del año nuevo con la familia.

De esta misma forma, siempre está presente el primo, tío o hermano que adora lanzar cohetes y fuegos artificiales y, mientras todo el mundo se prepara con sus uvas, lentejas y maletas, el personaje organiza su repertorio de sonidos estruendosos que amenizarán la faena de abrazos. Pero, si bien es cierto que no todas las familias cuentan con dicho sujeto, todas pueden disfrutar del intachable espectáculo de luces y cohetones que nunca faltará un 31 de diciembre en el cielo de un país como el nuestro.

Una vez llegadas las doce, el año cambia de número en el calendario y las familias corren a abrazarse; algunos llorando, otros riendo, pero siempre deseando un “feliz año” a cada uno de los familiares, amigos y vecinos con quienes se dará la bienvenida a este nuevo año. Algunos todavía conservan la creencia de que se debe abrazar de primero al más joven de la familia para que el año llegue cargado de salud, juventud y suerte. Asimismo, las solteras corren a abrazar de primeras al soltero más buen mozo de la fiesta para que el venidero año les consiga un novio guapo y con dinero.

Después de los abrazos, muchos toman una maleta y salen cual turistas retrasados a recorrer las calles con el pasaporte y los dólares en la mano para que el año nuevo venga con viaje incluido. Cabe destacar, que quien más lejos llegue, más lejos viaja.

La quema del año viejo

Entre todas estas tradiciones, hay una muy particular que se conserva sobre todo en los estados Táchira y Mérida, pero muchas familias de la región central todavía la llevan a cabo. Se trata de la quema del año viejo.

Esta acción simbólica, debe su origen a la creencia de quemar o matar los ciclos festivos con la intención de propiciar su renovación. Muy parecida a la costumbre cristiana de quemar a Judas en Semana Santa, la quema del año viejo se realiza la media noche del 31, luego de las doce campanadas. Pero mucho antes, este muñeco que se quema, es elaborado artesanalmente con trapos viejos sobre una estructura de madera, el cual representará el año moribundo que se llevará en sus cenizas todos los pesares del año pasado.

Éstas y otra infinidad de tradiciones de año nuevo, tan diversas y divertidas, son importantes, no por ser veraces y certeras, ya que eso aún no se ha comprobado, sino por haberse convertido en una forma de mantener la familia unida y no perder las esperanzas de que, aunque un año haya sido difícil, el próximo traerá muchísimas cosas buenas y nuevas oportunidades de progresar en un futuro provechoso.

Y en tu casa, ¿cuál es la tradición favorita?


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