A todos nos importa la educación de nuestros
hijos. Como padres, madres, abuelas o educadores en general, deseamos que
nuestros niños sean felices y que además, aprendan a ser responsables a medida
que crecen. La responsabilidad genera autonomía, una estabilidad emocional, y
la consecuente madurez de una persona. En nuestro MegaPost te explicamos cómo
fomentarlas.
Educar a nuestros
hijos en responsabilidad para que sean felices
Ninguno de nosotros disponemos del manual
perfecto para educar niños ni para hacer que sus vidas sean perfectas y que
dispongan de esa dimensión esencial a la que todos aspiramos y que deseamos
para ellos: la felicidad.
Sabemos que educar con amor es la piedra sobre
la que asentar cada acción, cada palabra, pero en ocasiones no basta. No es
correcto por ejemplo darles a los más pequeños todo aquello que nos demandan o
que desean, ¡hay que poner límites! Tampoco sabemos muy bien cómo actuar para
conseguir que sean más autónomos con sus cosas a medida que crecen, para que se
responsabilicen de muchas cosas diarias que, poco a poco, les ayudará a ser más
maduros.
Sabemos que educar no es fácil y que no todos
los niños son iguales. Unos tendrán un carácter más fuerte, otros serán más
introvertidos, pero como padres, debemos estar atentos a estas dimensiones para
saber atender sus necesidades y aspirar a que el día de mañana, sean lo más
felices posible, tengan la vida que tengan. Te explicamos cómo conseguirlo:
1. La educación empieza desde el primer día
Un niño no debe tener 5 años para que empecemos
a enseñarles qué son las reglas o dónde están los límites. Debes tener en
cuenta que los niños entienden muchas más cosas de las que crees, incluso mucho
antes de que hayan adquirido la capacidad del habla.
Es por ello que te recomendamos lo siguiente:
Sigue unas pautas fijas desde que nacen. A los
niños les gusta la seguridad y las rutinas. Acuéstalos siempre a la misma hora,
respeta sus horarios de comida. Y recuerda ante todo, hablarles, hablarles
siempre desde que nacen. Atiéndelos, acarícialos, respeta sus rutinas, procura
que se acostumbren al tono de tu voz… todo ello les aporta seguridad en los
primeros meses de vida.